Elecciones y desinformación en 2024

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El año 2024 estará marcado como uno de los más activos en materia de elecciones. Más de 2 mil millones de personas en el mundo, incluyendo México, acudiremos a las urnas este año, en uno de los ejercicios democráticos más grandes y trascendentales de los que se tenga memoria. Los resultados de estos procesos cambiarán la forma en la que se gobernará al mundo en las décadas por venir.

El calendario global incluye al menos 83 elecciones, la mayor concentración durante al menos los próximos 24 años, según la consultora Anchor Change. Lo que está en juego es enorme.

La democracia, la cual se extendió por todo el mundo después de que terminó la Guerra Fría, enfrenta desafíos cada vez mayores en todo el mundo: desde migraciones masivas hasta alteraciones climáticas, desde desigualdades económicas hasta guerras. En muchos países, la lucha por responder de manera adecuada a estos desafíos ha erosionado la confianza en las sociedades liberales y pluralistas y esto ha abierto la puerta a los llamados de populistas y líderes autoritarios.

Tal concentración de elecciones implica oportunidades, pero también todo un conjunto de riesgos para las democracias, convirtiendo el acceso y consumo de información en un factor fundamental para la toma de decisiones. En este contexto, la desinformación, potenciada por la Inteligencia Artificial, se convierte en un desafío crítico que puede distorsionar la realidad y manipular a la opinión pública.

Según el Informe de Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial (WEF), dos de los top cinco riesgos a corto plazo este año están intrínsecamente relacionados con la tecnología: la desinformación y los ciberataques. El primer lugar lo ocupa la desinformación, un fenómeno que puede debilitar los cimientos de la democracia y, en cuarto lugar, los ataques cibernéticos, una amenaza que puede llegar a comprometer la integridad de cualquier proceso electoral.

La Inteligencia Artificial ha potenciado las acciones de desinformación y ha distorsionado la percepción de la realidad. Todo esto mientras las principales empresas de redes sociales han flexibilizado sus salvaguardas y reducido sus equipos electorales.

“Casi todas las democracias están bajo estrés, sin tomar en cuenta la tecnología”, dijo recientemente al periódico The New York Times, Darrell West, investigador sénior del Instituto Brookings, un laboratorio de ideas. “Cuando a eso le sumas la desinformación, simplemente se crean muchas oportunidades para causar problemas”. Según West, es una “tormenta perfecta de desinformación”.

Entre las mayores fuentes de desinformación en las campañas electorales están los gobiernos autocráticos que tratan de desacreditar la democracia como modelo global de gobernanza. Una minoría de voces extremistas, que usan los algoritmos de las redes sociales para ampliar sus consignas, ahoga las propuestas de una mayoría moderada.

De acuerdo con una encuesta de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el 87% de la población de 16 países, entre ellos México, que tendrán elecciones en el 2024, consideró que las noticias falsas podrían afectar en los resultados de los comicios.

En la “Encuesta sobre el impacto en línea de la desinformación y discurso de odio”, presentada hace unas semanas por la UNESCO, se precisó que, en el caso de México las redes sociales juegan un papel importante ya que 61% dijo consumir información a través de ellas; 55% por televisión; 25% en páginas web de medios de comunicación; 14% por radio y 9% a través de periódicos y revistas.

No obstante, el 67% de los mexicanos encuestados afirmó que la desinformación o las llamadas fake news están extendidas a través de redes sociales; 33% dijo que pasa lo mismo, pero en grupos de mensajería instantánea; 24% indicó que pasa en la televisión; 16% respondió que esto pasa en los sitios web de los medios de comunicación.

En contraparte, para la radio el 6% dijo que en este medio estaban extendidas las noticias falsas y 8% en los periódicos y las revistas impresas.

Así las cosas, todos debemos estar atentos a las fuentes de las cuales obtenemos nuestra información. Recordemos que las elecciones se ganan no solo en las urnas, también en el extendido campo de batalla en el que se han convertido los medios de comunicación, las plataformas y las redes sociales.